Especiales

‘La Filosofía detrás de El Señor de los Anillos’

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Foto: LAUD

De algunos años para acá las universidades en el mundo ofrecen a su estudiantado clases con temáticas extrañas, y Colombia no es la excepción. Por eso en este especial,  el cual tiene cuatro entregas, abordaremos algunas de las tantas electivas raras que se dictan en universidades de Bogotá. En esta oportunidad hablaremos de la cátedra acerca de ‘La filosofía detrás del Señor de los Anillos”.

Las electivas son las opciones que tienen los estudiantes con el fin de fortalecer determinados conocimientos, las cuales pueden ser complementarias para la carrera que escogieron, porque simplemente les llama la atención por algún motivo, aunque no tenga relación con su profesión, o porque les parece una manera fácil de completar unos créditos.

“Ábrale las puertas al asesor Glottmann”

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Foto: Publimetro.com

Quizás muchos de nosotros no recordamos que eran los  almacenes J.Glottmann. y me incluyo,  porque para  saberlo tuve que recurrir a mis padres.  Por poner un ejemplo podríamos decir  que era el  CODENSA o CHEVY PLAN, de las décadas de los 40 ‘s hasta parte de los 90’s.

Jack Glottmann sin conocer más idiomas que el rumano y  sin dinero partió a América Latina en 1928 cuando apenas contaba con 16 años  de edad, siempre fue un soñador. Tenía poca experiencia en el comercio, sin embargo a pesar de dichas circunstancias llegó a ser  el dueño de grandes  imperios como Icasa  y J.Glottmann.

¿Qué pasó con…?

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Foto: LAUD

Los seres humanos tendemos a rememorar por medio de olores, imágenes y sonidos, usando nuestro sentidos: Olfato, gusto y tacto.

Así como nuestro nombre nos identifica, también llevamos una huella que es única, no solo dactilar, también la llevamos en nuestra forma de ser, hablar, caminar, relacionarnos y hasta vestir. Una huella que puede perdurar en los recuerdos de quienes nos conocen y han tenido algo que ver con cada uno de nosotros.

El Chorro de Quevedo un punto de encuentro y de recuerdos

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Foto: LAUD

Sin temor a equivocarme puedo afirmar que el Chorro de Quevedo es un punto de encuentro. Allí van a parar todos los estratos sociales de Bogotá y los forasteros que llegan a visitar este lugar para 'matar' la curiosidad que despierta el citado lugar. También porque con el correr de los días se ha ido convirtiendo en un sitio turístico sin proponérselo pues  los mismos visitantes le han dado ese referente y lo han convertido en un territorio de obligatoria visita.

Allí llegan jóvenes, adultos, niños, ancianos, académicos, poetas, escritores, filósofos, como también los intelectuales que levitan. El sitio no tiene una estructura novedosa ni extremadamente llamativa, como tampoco el lujo de la modernidad ni de la posmodernidad. Este lugar de reunión es sencillo sin ninguna pretensión histórica, como tampoco tiene a sus alrededores lo más refinado de la arquitectura bogotana.

Bogotá vista desde el rascacielos más alto del país

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Foto: LAUD

Bd Bacatá, a la fecha, es el proyecto urbanístico con mayor altura y más importante que se ha desarrollado en toda la historia de Bogotá en sus 477 años y en Colombia.

Nunca antes en Bogotá, ni en la historia del país se había visto un proyecto que enmarcara, en uno solo, el concepto de integrar: vivienda, hotel cinco estrellas, hotel larga estancia, oficinas y centro comercial, y menos en uno de los sectores más álgidos de la ciudad: El Centro.

La terquedad le da vida a las librerías

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Foto: LAUD

El sexo, la comida y el cine obsesionan como pocas cosas en la vida, sin embargo cuantas malas experiencias podemos comentar sobre estas, demasiadas, tantas que uno podría escribir enciclopedias con cientos de páginas. ¿Pero por qué si todos vivimos no compartimos nuestra vida por lo menos en un libro? Seguramente porque ya lo hacemos a través de Facebook, pero la principal razón es que escribir como leer  es un reto casi imposible de superar.

Por eso y cientos de razones ir a una librería es una de las mejores experiencias que podemos tener en la vida. Aquí lo único negativo es no poder tener el dinero suficiente para comprar la cantidad de libros que uno quisiera, sueño con caminar por la Avenida Corrientes, comprar varios libros.

La Carrera Séptima: Columna vertebral de Bogotá

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Foto: LAUD

Un recorrido por la Carrera Séptima es una de las tantas buenas  experiencias que puede tener todo aquel que este en Bogotá. Yo decidí tenerla sin afanes, disfrutando cada paso de la caminata que realice en esta vía emblemática de la ciudad. 

Cuando se decidió elaborar un especial de los sitios turísticos de Bogotá, por aquello de sus 477 años, muchos lugares se me vinieron a la mente: Monserrate, la quebrada Las Delicias, los cafés tradicionales, museos, en fin.

“Patroncinto, hágale que todo bien, yo se lo cuido"

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Foto: LAUD

Don Vega, el conocido guiador de carros de la calle 78 con carrera 11, se levanta todos los días a las cuatro de la mañana a cuadrarse lo del sustento diario. 

Hágale suave, cuádrelo bien que aquí no le pasa nada, es la frase que a diario repite Jairo Vega Alarcón a estudiantes, trabajadores y empresarios quienes como él, salen todos los días a realizar sus deberes diarios, que con dificultades, problemas, sueños y esperanzas buscan la forma de salir adelante.

Julián el limpiavidrios

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Foto: LAUD

Cada mañana en el semáforo se le encuentra con una mirada difícil de descifrar, tan llena de odio, tan llena de dolor; sólo él sabe lo que ha tenido que vivir. 

Julián viste una camiseta la cual  algún día fue blanca, un pantalón de sudadera verde que hizo parte del colegio al que  frecuentó en su intento de superarse, unos tenis Adidas Campus que le regaló su “parcero” Jonathan y como parte de su atuendo diario lleva una toallita y un limpiavidrios hecha por él mismo con los restos de un palo de escoba y un trapo viejo.

Una mañana en las ventas informales

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Foto: LAUD

Me levanté ese sábado muy a las seis de la mañana y debo confesar que pocas ganas tenía de hacerlo, no quería dejar mis cobijas calientes de lado para salir a la incertidumbre de cómo sería ese día para mí. 

Días atrás caminando por la carrera 30 con calle 1ra me encontré con una señora “muy señora” pero no tan adulta, más o menos de 47 años. Vestía  una chaqueta impermeable tenis y sudadera; me acerqué y con el pretexto de comprarle un Malboro le pregunté: ¿qué tal el día? ¿está como solo, no?