Una tarde en la Virgilio Barco

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Foto: www.mariocarvajal.com

La biblioteca Virgilio Barco, seguramente se pudo llamar de una mejor manera, Rogelio Salmona, es mucho más llamativo el nombre de un arquitecto que se convirtió en el mejor urbanista de Bogotá que el de un ex presidente.

Son muchos los hombres a quienes debemos que hoy tengamos un sitio magnifico en la ciudad, de manera extrema reducimos sus nombres a tres, el primero José Joaquín Vargas, escritor y dueño de los terrenos. Virgilio Barco en su alcaldía tuvo la visión para desarrollar toda la zona que rodea el parque y Rogelio Salmona su genialidad y respeto por la armonía urbana con la naturaleza lo consagran como el mejor arquitecto en la historia de Bogotá.

Tratar de describir la biblioteca Virgilio Barco es un ejercicio que se debe hacer constantemente porque su imagen depende del lugar que se mire y la experiencia del visitante,  cambia en enero, es otra marzo, alegre los domingos, caótica cuando hay concierto en el Parque, tranquila el martes por la tarde, fría y desierta en las noches.

Estar en la Virgilio es una experiencia que inicia en el andén de la calle avenida 63 o en la carrera 50 para los que decimos Sears y centro comercial Granahorrar porque ahora con la nueva nomenclatura es la carrera 60, hasta los perros disfrutan de su infraestructura, fusionada con agua que estimulan todos los sentidos.

Tarde tranquila, es martes subo el puente peatonal y diviso en su esplendor el verde y naranja, sigo el camino rodeado de flores, llego a la entrada principal, inicia el protagonismo de los ladrillos un camino que asciende hasta una cascada artificial, la cual tienta a los visitantes a tomar, hundirse y jugar en esta.

A la izquierda la sala de niños, al frente la entrada principal, la nuestra, es tan grande la edificación que no hay tiempo para los detalles, no centramos en el gran tesoro, los libros.

Con la primera persona con quien hablo, es con Luis Fernando, me da datos básicos como el horario, de martes a sábado 8 a 8, los lunes abre a las 2 de la tarde y los domingos abren a la 9:30 de la mañana hasta las 5:30 de la tarde. Fernando me explica que la Biblioteca se divide en las salas: adulto, general, juvenil y referencia.

La más llamativa es la Adulto: cuento poesía, novela, teatro, mitos y leyenda e historietas, cada género trae un color. Con tantas divisiones le digo que me parece difícil encontrar el texto, él me explica que es muy fácil así que me da un ejemplo – Usted quiere, buscar cien años de soledad, busca en la sección de novela A N, Adulto novela (las iniciales están marcadas de manera notoria en los estantes) busca las tres primeras letras del autor GAR seguido de C que es el nombre de la novela y el número dependiendo la cantidad de ejemplares GARC3.

Camino por la sala, el tesoro es impresionante por todas partes, literatura colombiana, latinoamericana, en fin… Todos los días llegan nuevos visitantes, se inscriben gratis, cada afiliado puede llevar cuatro materiales, teniendo en cuenta que muchos de los nuevos inscritos son familias, los elementos que se disfrutan para llevar se duplican.

Bajo a la sala general, me acerco a los lectores y los interrumpo con un par de preguntas, Orlando tiene 48 años, es vendedor, lee sobre Mercadotecnia y me dice que se escapa de vez en cuando a leer un poco, él vive en Fontibón.

Johan tiene 15 años, vive en el barrio La Soledad y lee El idiota de Dostoievski. Lo de él son los clásicos, siempre camina a la Virgilio una o dos veces en la semana. Me dice que desde pequeño tiene el gusto por la lectura, aunque se lleva los libros prefiere estar en la Biblioteca.

Sigo hacia la videoteca y el funcionario actúa como tal, levanta la voz, me intimida y me dice que para grabar necesito autorización, guardo la grabadora y le pregunto sólo para demostrarle que no me asustó, sobre quien viene y me dice que son público flotante, pienso en el agua y el flotador, le molesta mi cara por lo distraído y le hago un par de preguntas, sin duda  es un gran burócrata, aunque me dice que una pelirroja en el pasillo me pude dar más información, salgo a buscarle y le digo que me encanta que el mes especial sea dedicado a Coppola, padre e hija, dice que esa idea ha sido muy buena porque preguntan por las películas, se la llevan o llegan mucho a ver, en especial los adultos mayores.

Aunque me dice que la gran mayoría pregunta por El Señor de los Anillos le agradó mucho la experiencia cuando hizo el especial de Ingmar Bergman, también con regocijo resalta el movimiento que tienen los documentales por parte de los estudiantes.

Me despido con emoción de la enigmática pelirroja, voy al lugar donde se hacen las inscripciones porque no me saco de la cabeza lo de público flotante, dos serias mujeres con la amargura de cajeros de banco hablan como robots y me envían a que visite la página web, seguramente están ocupadas, aunque, no hay nadie más en la fila. Reitero es el lugar de las inscripciones, les pregunto quiénes son los que más hacen el trámite, agrego para mayor claridad: mayores, niños, jóvenes, al terminar la pregunta por fin me mira una de ellas y me contesta – el trámite de qué. Después de la voz alta del otro tipo, no le digo que para pagar el agua, así que por tercera ocasión uso el término inscripción, ella dice de manera concreta “de todo”.

Me llevo tres libros, rompo las reglas y la cortesía, pongo el aparato a grabar, hago la fila y saco la dramaturgia en mí, escondo la grabadora en la mano derecha y le hablo con naturalidad, aunque, fracaso en mi cortina porque miro todo el tiempo el micrófono, cuando ellos hablan les acerco la mano, la derecha, igual me hablan como si no existiera la herramienta periodística. Al final todo sale bien, hablamos con naturalidad y les pregunto por los libros con mayor demanda, sin pensarlo dos veces mencionan las sagas fantásticas: El Señor de los Anillos, Los Juegos del Hambre, esta última llegó recientemente y no para en los estantes, las novelas son las que reinan, me hablan de Ensayo sobre la ceguera la cual siempre está reservada, me hablan de Rayuela como un mito que sólo una vez lo han visto, siempre esta prestada.

Les cuestiono sobre las novedades y me dicen que constantemente llega material reciente, me entregan los libros, hablamos un poco más, llega una persona, nos interrumpe y ya no tengo más excusa para hablar, les agradezco, le entrego los libros al vigilante, él me los da, me voy a caminar hasta mi casa, llego me siento y devoro de un solo impulso, El informe de Brodie.

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Como usuaria de la biblioteca Comentario de 'Cindy N (no verificado)'

Como usuaria de la biblioteca (desde hace muchos años) me atrevo a decir que su investigación fue muy somera llegando a afanadas conclusiones evidentes de una carente profundización.  En el tercer párrafo usted mismo afirma que la percepción de la biblioteca depende del lugar donde se mire, planteando así en su idea una visión subjetiva, que después contradice, llegando así a este tipo de conclusiones. Usted dice: “Sin duda es un gran burócrata,  el no le haya gustado la forma en como se dirigió a usted no es suficiente para que se amarre a una pequeña experiencia personal para escribir un texto que va ser público y por lo tanto puede llegar a ser influyente en la posición del lector respecto al visitar la biblioteca, no creo que eso sea profesional en cuanto a su labor como periodista. Vuelve a ser despectivo cuando se refiere a las personas que lo atendieron en afiliaciones “dos serias mujeres con la amargura de cajeros de banco hablan como robots”. El contacto con tan pocos funcionarios le fue suficiente para escribir un texto que parecía al principio --por los halagos de la arquitectura y el amplio contenido bibliográfico--  un acto que motivara visitar la biblioteca, en un texto encargado de resaltar errores que su punto de vista (ambiguo y arraigado a sus expectativas) percibió, dejando muchas cosas importantes, valiosas... Usted no tuvo contacto ni con la mitad del equipo de funcionarios, groso modo, conformado por bibliotecólogos, auxiliares de biblioteca, técnicos de sonido, incluso personal de vigilancia, aseo y cafetería, entre otros, que sin duda alguna han dejado satisfechos a muchos usuarios por su amabilidad y vocación en el trabajo.En realidad la crítica hacía este texto pretende ser constructiva, no solo va dirigida a quien lo escribió sino al equipo de redacción (si existe), pues no solo por las ideas que contiene sino por su propia estructura, ya que no parece ser tan profesional como para ser publicado por medios de la Universidad Distrital. Su sintaxis es algo pueril, carece de comas y por ende de coherencia, hay puntos finales donde debería haber puntos seguidos en fin. Antes de publicar un texto también debe cerciorarse de conocer el significado correcto de las palabras que utiliza para no cambiar el contexto de lo que se dice.Revise la definición de burócrata, un funcionario que este en el área de sonoteca no es administrativo y ya con solo ese aspecto deja de cumplir con las características de un burócrata, (y muchas más)Es ridículo que le haya confundido tanto la expresión “publico flotante” si se considera tan buen lector, no debe pensar en agua y flotador, piense en algo cambiante, algo que no está fijo, algo que puede variar, por algo el término de población flotante es utilizado y entendido en estudios sociológicos, etnográficos e incluso periodísticos.Se le olvido visitar muchas otras partes de la biblioteca. Saludos,

Uyyy.... Comentario de 'Alejandro Cortez (no verificado)'

Hola.Soy usuario de la Biblioteca y soy uno de esos que va todos los días desde hace varios años, vivo en el barrio la Esmeralda y además soy Comunicador Social de la Universidad de la Sabana.Su artículo es muy directo y bastante interesante pero tiene una gran falla que la verdad me tiene molesto y eso es el hecho de que realizo grabaciones sin permisos de nadie según lo que usted escribió. Me parece intrépido el que usted haya hecho eso pero me parece de mal gusto que no haya ido a preguntar a la fuente sin permiso, esa es la primera regla del periodismo. Eso que usted hizo es Ilegal, la biblioteca podría demandarlo y además podrían demandarlo las personas que atienden allí por haberlos grabado sin consentimiento; porque lo sé... hace algún tiempo quise hacer un artículo para la publicación "Anagramas" más o menos similar al suyo y cuando fui a hacerlo ni siquiera me dejaron tomar fotografías por ese mismo hecho. Me pidieron solicitara el permiso de la misma forma que usted expuso pero pues no se dio ese día.Tiempo después fui como usuario un domingo y le pregunte a una de las chicas de la sala infantil el por qué hacían eso, se llamaba Laura y ella lo único que dijo fue: por seguridad; me dijo ella que todo tiene su conducto allá y que si no lo hacen después llevan del pato. También me dijo de que en algunos casos les parece eso injusto porque la gente tiene ese derecho pero ese es el derecho de las cosas y que a pesar de que allá es publico muchos lo mal interpretan y creen que se pueden saltar eso y hacer lo que quieran, también me dijo que ni siquiera ellos mismos tienen autorizado tomarse una foto con su uniforme todo por esas reglas que tanto disgustan a algunos; que embarrada que prejuzgara así la burocracia que usted dice que hay sin saber siquiera el porqué de las cosas y aun más que prejuzgara a los que allá trabajan, sin siquiera conocerlos.Me hizo falta en su artículo que diera a conocer mucho más, se centró solo unas vagas recomendaciones y en experiencias no vividas, y no en un encuentro con un mundo diferente. Cuando usted se vuelve un usuario de siempre como yo se da cuenta que hay más para ver, que los programas no se averiguan, se gozan como los Cafés Literarios o las Horas del Cuento en Sala Infantil a las que voy ocasionalmente con mis dos hijas, que no hay algo que la gente suela leer más o menos por que todos tenemos gustos muy diferentes y por qué mucha de la gente que va allá es de distinto tipo pero con algo en común la búsqueda de conocimiento, que lo que hace que la biblioteca tenga vida es la gente que esta allí para los que vamos a buscar algo nuevo todos los días y si no lo encontramos por lo menos encontramos un rincón en donde poder escaparnos del mundo ese es el encanto de la Biblioteca Virgilio Barco.Nos vemos en la biblioteca si es que quiere descubrirla de verdad...

distintas percepciones Comentario de 'Sonya (no verificado)'

Yo, siempre he sido usuaria de la Virgilio y ahora estoy más cerca de este espacio . Siempre me ha encantado esta biblioteca, pero nunca he visto que la  actitud de los funcionarioss sea tan acartonada como usted lo enuncia, o "burocrática" pero si es así, tal vez deberia preguntarse, cuál es su relación con el hecho de que una institución pública como esta se encuentre administrada por una empresa privada, Colsubsidio, dedicada al mercado en general . La cuestión de la fila para las afiliaciones y este tipo de cosas sobre el reglamento para grabar videos, es una cuestión màs de protocolo, que le recuerdo es regido por una empresa cuyo reglamento para con sus empleados es igual en una drogueria, supermercado o en este caso; biblioteca. Así que tal vez debería usted mirar un poco más a fondo y no juzgar tan apresuradamente, pues esta biblioteca aunque pareciera una isla, esta bajo el mismo sistema económico y político de todo este bello y complicado país. Y, por cierto se le olvido visitar la Sala Infantil.