Un volcán literario llamado 'El Quijote'

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Foto: LAUD

Miguel de Cervantes Saavedra y su obra 'Don Quijote de la Mancha' se convirtieron en un referente obligatorio para los ensayos y estudios académicos.

Escribir sobre Cervantes no es solo hablar de un mundo literario, sino hay que enfrentarse a ese enorme personaje cargado de una popularidad y representado en ese enfrentamiento con los molinos de vientos. Hojear el libro es poder disfrutar un goce con las imágenes, aromas, y de un lenguaje embriagador, de una narración juguetona y de un toque de gracia que para la época era como descifrar un mundo lleno de locuras y de un ambiente macondiano.

Muchos analistas afirman que 'Don Quijote' es uno de los primeros personajes de la escritura renacentista que con su accionar trata de poner a la sociedad del momento acorde a sus ideales.

De acuerdo a Cervantes: su héroe de batalla va a estar en contra de lo nuevo.  Va  a estar en contra de todas esas manifestaciones de la clase media que se está formando; que busca tener una nueva mirada y una verdadera autonomía. Las dinámicas de esa nueva sociedad lo que está proponiendo es un cambio de la realidad y el mundo de esa vida cotidiana que busca otro tipo de accionar en ese nuevo mundo.

'Don Quijote' se da el lujo de recrear y crear un mundo que parte de los fantástico y de ese otro yo (Solipsístico). Cervantes en su realidad y en su novela, hace alusión de ese sujeto feudal que se enfrenta con ese nuevo mundo homogéneo y cuantificado.

Marshall Mcluhan, indicaba que "Don Quijote" vive en un mundo de fantasía, el de la jerarquía feudal, en vías de desaparición, las gentes con las que trata por el contrario, son mercaderes, pequeños funcionarios del gobierno, intelectuales sin importancia, en breve, son como Sancho, gentes que quieren llegar a algo en la vida y que,  por ello dirigen todas sus energías a las cosas que pueden traerles algún provecho"...

Michel Foucault, hizo referencia de la siguiente manera "con todas sus vueltas y revueltas, las aventuras de Don Quijote trazan el límite: en ellas terminan loas juegos antiguos de la semejanza y de los signos; allí se anudan nuevas relaciones. Don Quijote no es el hombre extravagante, sino más bien el peregrino meticuloso que se detiene en todas las marcas de la similitud. Es el héroe de lo mismo. Así como de su estrecha provincia, no logra alejarse de la planicie familiar que se extiende en torno a lo análogo. La recorre indefinidamente, sin traspasar jamás las claras fronteras de la diferencia, ni reunirse con el corazón de la identidad"...

De igual forma, tres compositores hicieron y escribieron sobre el Quijote de la Mancha en periodos distintos del Barroco, por ejemplo, Jorge Telemann, en los tiempos finales del romanticismo y Richard Strauss en la época moderna, don Manuel de Falla; y no se podía quedar por fuera la pintura, el teatro, el ensayo y la, poesía que han sabido dar cuenta del famoso 'Don Quijote'.

El poeta y escritor Jorge Luis Borges, del que también se podía decir 'que miró con los ojos del alma', definió con mucho acierto a este personaje "sabemos que el Quijote fue concebido como una larga fábula, cuyo remate tenía forzosamente que ser el desengaño del héroe. Al llegar al capítulo final. Cervantes se había preguntado: ¿Qué invitaré para que Alfonso Quijano recobre la razón y deje de ser don Quijote y vuelva a ser Alfonso Quijano? ¿Qué extraña aventura idearé para sacarlo del mundo fantasmagórico que habitó tanto tiempo? ¿Qué artificio urdiré para curar aquel a quien no curaran los azotes, las desventuras, y lo que es peor, las carcajadas del prójimo?...

¿Y cómo olvidar esos lugares históricos por donde transitó don Miguel de Cervantes Saavedra? Allí están, Barcelona, Montesinos, Rio Ebro, Zaragoza, Cuenca, Albacete, Valdopeñas, Ciudad Real, Toledo, Alcalá de Henares, Madrid, y Salamanca. "En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de las de lanzas en astillero, adraga antigua, recio flaco y galgo corredor".

Cuando Alejo Carpentier, ganó el premio 'Miguel de Cervantes Saavedra, en su discurso de aceptación, escribió lo siguiente, "todo está ya en Cervantes. Todo lo querrá la perdurabilidad de muchas novelas futuras: el enciclopedismo, el sentido de la historia, la sátira social, la caricatura junto a la poesía y hasta la crítica literaria, allí donde el cura del escrutinio famoso parece haberlo leído. Y el novelista impaciente por hablar en primera persona, se introduce dentro de su propia obra, en el octavo capítulo, al pasar la narración aun tercero por un sorprendente proceso de suspenso cinematográfico, novelista, novelado y alguacil"...

El Quijote y su autor: siempre estarán allí para hacernos sentir esas aventuras quijotescas que tanto han divertido a jóvenes y adultos. Hoy ya no se lee por obligación como en los viejos tiempos sino como un disfrute literario y para animar el pensamiento. Su aporte al mundo de la literatura se sigue reconociendo en este siglo XXI. Y está considerada como una obra literaria que no pasará de moda al lado de 'Cien Años de Soledad' de Gabriel García Márquez.

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