Las causas de la violencia que están desangrando a Chocó

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Foto: agenciapi.co

El 72% de las necesidades insatisfechas, la corrupción, el conflicto armado y la indiferencia, hacen parte de los motivos que tiene a la región sumida en el dolor.

El Chocó vive una dura realidad entre la guerra y el abandono, así lo evidencia el recrudecimiento del conflicto armado en los últimos meses donde los grupos armados ilegales se disputan los territorios dejando a poblaciones confinadas o desplazándolas para aumentar su poder. ¿Pero cuáles son las causas que han hecho que la violencia se quede enquistada? Para tener una visión más clara de lo que ocurre LAUD 90.4 FM ESTÉREO entrevistó a Monseñor Juan Carlos Barreto Barreto, obispo de Quibdó.

Abandono

“En los 30 municipios del departamento, en unos más que en otros se ha experimentado históricamente el abandono del Estado, que no significa solo el del Gobierno sino, el de otras instituciones públicas. Esa deuda social ha hecho que las comunidades tengan que atravesar momentos muy difíciles”, expresó.

Según los informes oficiales se reporta que el 72% de la población tiene sus necesidades básicas insatisfechas, entre ellas el trabajo, la salud, la educación y apoyo a la productividad. Esto ha ocasionado que aumente la vulnerabilidad.

Corrupción

Adicional a ello, la corrupción no para de corroer los pocos recursos que llegan a la región, en este sentido la Contraloría General de la República reportó que de las obras que estaban destinadas para el servicio de los chocoanos, hay 28 inconclusas, es decir ‘elefantes blancos’.

Conflicto armado

Barreto contó que por décadas la guerra fue entre las Autodefensas Unidas de Colombia –AUC y las Farc-EP. Luego de la desmovilización y el Acuerdo de Paz hubo una esperanza del retorno a la calma pero “no llegó el Estado a los municipios ni con el control territorial, ni con la propuesta social que se esperaba. Ante este panorama el ELN retomó todos los puntos que habían dejado los anteriores grupos armados”.

Esta guerrilla hizo presencia con pequeños grupos pero se fortaleció con el reclutamiento forzado y las confrontaciones con los habitantes, posteriormente las Autodefensas Gaitanistas de Colombia – AGC, invadieron la zona y se apoderaron de los cascos urbanos.

“El 72% de la población están en riesgo, equivale a 396 mil habitantes que sufren afectaciones como desplazamientos, confinamientos, reclutamiento de menores de edad, instalación de minas antipersonales, amenazas a líderes y comunidades, asesinatos selectivos, disputas por el control territorial”, puntualizó.

Indiferencia

Ante la realidad relatada, el Obispo aseveró que se ha buscado ayuda. “Hemos dialogado con la institucionalidad y hecho el llamado al cese de la violencia por medio de las movilizaciones… Los logros son pocos porque persiste la indiferencia en las alcaldías, la gobernación y el Estado, falta más empatía con lo que está pasando”.

Aseguró que “no hay la respuesta que se requiere en el territorio que tiene que ver con la inversión social, alivios humanitarios y abrirse a los diálogos de paz, es necesario llegar a nuevos acuerdos… Si seguimos con esta política de la guerra abierta, pues vamos a obtener más guerra”. Y afirmó que es urgente “un cambio de mentalidad política, personas que tengan el país en la cabeza, provengan de las regiones y tengan una perspectiva más humana”.

Búsqueda de la paz

A pesar de la oscuridad que implica la violencia, organizaciones civiles y étnicas, ONU, Defensoría del Pueblo y las diócesis de Quibdó, Itsmina- Tado y Apartadó están realizando misiones humanitarias para auxiliar a las comunidades y a las víctimas, entre ellas Bojayá, San Juan, Baudó, Riosucio y Bahía Solano. Se han convertido en una luz y fuente de esperanza.

Así mismo, Monseñor informó que la Procuraduría General de la Nación emitió en enero la Directiva 002 de 2021, donde pide que se haga un plan estructural a mediano y corto plazo entre la Presidencia, el departamento y sus municipios para resolver este flagelo y las afectaciones a los DD.HH. Para el prelado el requerimiento sería un paso a favor de la paz.

“Se está trabajando para implementar dicha iniciativa que atiende de manera articulada la problemática y no de forma aislada como se ha venido haciendo… Es un poco difícil pero estamos avanzando”, expresó.

Finalmente el invitado concluyó que a la fecha se cuentan con más de 7 mil personas desplazadas, un gran número de comunidades confinadas y un alto índice de homicidios.

Ver la entrevista completa aquí:

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