“Mi discapacidad fue más mental que física”: Yanive Torres

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Foto: LAUD

Hay algo que admiro, respeto y resalto y son las mujeres ‘echadas pa’ lante’. Quienes a pesar de los obstáculos, por más duros, luchan por sus metas y ese es el caso de esta deportista de alto rendimiento, múltiple campeona nacional, quien por cosas del destino una silla ruedas ha sido su compañía desde los 18 años.

Mi cita con ella fue en el parque Timiza, uno de los varios escenarios metropolitanos en Bogotá, ubicado en la localidad de Kennedy. Allí estaba, muy amablemente, esperando Yanive para contarme acerca de su vida. Desde el mismo momento en que la contacte, su nobleza, carisma y amabilidad salieron a relucir. Al llegar se encontraba en la pista de atletismo de dicho escenario capitalino y entablamos una conversación muy amigable.

Yanive inició en el deporte en el 2007, pues quería alternar su trabajo con actividad física y fue en ese año cuando conoció a Pablo Peña, su entrenador. Fue un encuentro fortuito, en el cual Peña vio en ella todo el talante para ser una gran deportista. Sin más le propuso empezar con entrenamientos para el lanzamiento de bala, disco y jabalina, deportes que ella no conocía,  pero Yanive desistió de esa idea pues eso implicaba dejar su trabajo y además,  el traslado en su silla de ruedas del barrio 7 de Agosto al parque Timiza.

Al año siguiente, nuevamente Yanive y Pablo se encontraron y era tanta la capacidad, potencial y talante que Pablo seguía viendo en ella que  la volvió a invitar. Le explicó acerca del deporte: técnica, elementos y demás, pero no la convenció mucho,  pues le pareció rudo: “eso es como para hombres y se debía hacer mucho gimnasio”. Esta vez accedió, además por la facilidad de traslado pues en ese momento se podía entrenar en El Salitre y se le dio la oportunidad de prepararse después de salir de su  trabajo, en una editorial, imprimiendo libros y folletos.

Desde pequeña  Yanive fue muy activa. Le gustaban los deportes como el baloncesto, tenis de mesa, montar cicla,  pero  lo que más le atraía era la natación: “cuando salía del colegio íbamos a nadar” en el lugar en donde nació y vivió sus primeros años, en Puente Nacional, Santander. Su núcleo familiar  estaba compuesto por sus padres y siete hermanos.

Llegó a Bogotá cuando tenía 23 años, después de un accidente que le cambió su vida. “Fue en 1997,  yo siempre era muy activa, hubo un momento en el cual me sentí rara, mal, decaída, enferma. Fue un fin de semana del mes de marzo. Me estaba dando mucha sed y decidí subirme a un árbol de naranjas para bajar una y al estar arriba me desmayé y caí”.

En un inicio creyó que no era tan grave, sin embargo no fue así pues el accidente le causó una delicada lesión en la columna que la dejó sin movilidad en sus piernas y por lo tanto con la necesidad de estar en una silla de ruedas y con unas ilusiones y metas truncadas. Su reacción fue de desaliento, ante lo cual señaló: “no iba poder subir las montañas que  me gustaban… en ese momento a uno todo se le derrumba y la sensación es de desesperanza pues tenía muchos sueños  por  cumplir”.

“Creo que algunos de los quienes hemos pasado por esto, pensamos en no vivir más. Muchas veces le pedía a Dios que me quitara la vida; uno siente que no tiene esperanza de nada”, dijo Yanive, agregando que pasó un periodo muy largo para aceptar su condición. “Para mí era triste ver lo complicado, no solo para mí, sino para mis papás ayudarme a mover la silla, pues donde vivimos es montañoso. Fueron momentos difíciles en los cuales estaba sin escolaridad, posteriormente valide los dos años faltantes, pero siempre con el dolor latente”.

Fue una etapa en la cual duraba mucho tiempo encerrada en la casa, pues era difícil para sus padres sacarla y ese tiempo lo dedicó a leer, libros como  la Biblia y otros. De todos los escritos que le llegaron a sus manos, hubo uno el cual contaba una historia muy parecida a la de ella, de una joven quien también había sufrido un accidente, pero a pesar de la circunstancia siguió adelante y para Yanive esa experiencia le sirvió: “Si él pudo, yo también”.

Una tarde Yanive se sentó mirando hacia la loma y empezó a soñar con imposibles para ella: “soñaba que podía trabajar, llegar a ser independiente, vivir en Bogotá, pagar un arriendo. Y así como lo soñé, así sucedió”. Ayunaba,  no en son de protesta, sino pidiendo para que eso pasara.

Su sueños se hicieron realidad pues llegó a Bogotá  con el apoyo de sus hermanos quienes vivían en la capital y así empezó su independencia y autosuficiencia. Consiguió trabajo en la editorial, comenzó a recibir un sueldo,  a vivir sola, a estudiar sistemas y siempre con la inquietud de practicar un deporte y fue cuando decidió dedicarse al lanzamiento de bala, disco y jabalina.

“Para mí empezar de la nada, ver lo que he evolucionado  y la buena representación de Bogotá y Colombia en diferentes escenarios deportivos tanto nacionales como internacionales con el  deporte que práctico, es un sueño hecho realidad, es más de lo que le pedía a Dios”.

“Mi primera competencia fue a los tres meses que comencé a entrenar. Siempre estaba escéptica a los resultados que pudiera conseguir, sin embargo me fue bien”. Asistió a los Juegos Nacionales Paralímpicos 2008 en Cali sin ninguna medalla conseguida pues había muy pocas mujeres compitiendo, ante lo cual se desanimó y pensó en cambiar de deporte. No obstante siguió,  pues el Instituto Distrital de Recreación y Deporte, IDRD,  la comenzó a apoyar y eso la animó y se propuso a formar parte de la Selección Colombia.

En el año 2010 fue a Argentina, a un clasificatorio para el Mundial del año siguiente. La marca no le alcanzó y para Yanive fue un intento fallido, sin embargo en lugar de desfallecer continuó intentándolo y empezó a trabajar medio tiempo para poder entrenar mucho más, lo cual implicaba menos remuneración: “me tocó llenarme de valor y salir a vender lapiceros”.

En el 2011 volvió a competir con la Selección Colombia en Miami en donde consiguió record latinoamericano en la bala y eso sirvió para competir en los Juegos Paraparamericanos en Guadalajara, ganando medalla de oro en bala y logrando así el boleto directo a Londres en el 2012.

Ahí decide retirarse definitivamente de su trabajo al ver sus posibilidades en el alto rendimiento. Luego fue Lyon, Francia,  con  un cuarto lugar en jabalina con  nuevo registro Latinoamericano, un sexto lugar en lanzamiento de bala y un séptimo lugar en lanzamiento de disco. Posteriormente, en el 2014 el escenario fue en Chile, en los Juegos Parasuramericanos en los cuales obtuvo tres preseas doradas. “Escuchar el himno nacional cuando uno está en otro país es muy emocionante; le doy gracias a Dios porque es un sueño cumplido y cada medalla se la dedico al país y a mi familia”.

Este año  se espera su actuación en los Juegos Parapanamericanos en Toronto, y para esto práctica todos los días a la semana. Ahora su vida gira entorno a los entrenamientos para seguir representando muy bien a Colombia y luchando para que a los deportistas en condición de discapacidad  se les dé más visibilidad. Está recién casada y con la ilusión de tener hijos en un mediano plazo.

Datos importantes del deporte paralímpico en Bogotá

Según Henry Knudson, coordinador de Deporte Paralímpico del IDRD, la entidad estructuró desde el año 2003 un programa de acompañamiento a los deportistas en situación de discapacidad.  “Allí hacemos intervención con 24 entrenadores y ocho profesionales de las ciencias aplicadas al deporte (medicina, fisioterapia, nutrición, psicología, desarrollo social  y metodología del entrenamiento deportivo)”.

Esta intervención se realiza en las cinco discapacidades avaladas por el Comité Paralímpico Colombiano es decir, discapacidad física (amputados, lesiones raquimedulares, secuelas de polio, problemas congénitos y enanismo).  Discapacidad por parálisis cerebral  (parálisis pre y pos nacimiento, hemiplejías, secuelas por accidentes cerebro vasculares, entre otros elementos). Discapacidad auditiva (para personas sordas e hipoacústicas). Discapacidad visual (para personas ciegas o con pérdida de visión) y discapacidad cognitiva (retardos mentales leves y síndrome de Down).

Knudson habló del apoyo que se le dan a los mejores deportistas bogotanos: “Hoy tenemos 153 apoyados con estímulos económicos en dinero mensual, expresado en salarios mínimos mensuales vigentes. A la fecha tenemos 41 deportistas que reciben de 1 a 5 SMMLV, además de  apoyo de nutrición; hay aproximadamente 30 deportistas que por la exigencia de su entrenamiento reciben almuerzo y dos refrigerios cada día. Apoyo en educación, en la actualidad hay tres a los cuales se les paga su educación superior”.

Los 153 deportistas apoyados reciben seguimiento interdisciplinario: “Iniciamos el año 2015  con casi  485 deportistas en situación de discapacidad que entrenan con alguna regularidad en las disciplinas y discapacidades descritos y  para acceder a los apoyos se tiene que alcanzar un éxito en el contexto nacional o internacional”.

Especial Mujeres en el Deporte:

La belleza del fútbol es egresada de la Universidad Distrital.

“Quiero ser campeona, me gustaría llegar a eso y por eso me esfuerzo”.

Una artemisa del deporte en Córdoba.

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