Hacer una videollamada, mirar una serie o navegar en internet también contamina

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Foto: www.xatakandroid.com

Las plataformas digitales generan huella de carbono digital y contribuyen al cambio climático. Lo más contaminante, los vídeos en directo.

Apenas hace un año muchas personas no habían realizado una videollamada en su vida, pero con la llegada del coronavirus fueron necesarias plataformas como Zoom, Skype, Google Meet, entre otras, para acceder a reuniones familiares, laborales o académicas.

Ahora bien, es innegable que el trabajo remoto derivado trajo consigo un respiro para el planeta en cuestiones ambientales, como una caída récord en las emisiones globales de carbono en 2020; sin embargo, el constante uso del internet para nuestras actividades laborales y de entretenimiento también presenta un impacto ambiental significativo.

Un estudio publicado en Resources, Conservation & Recycling por científicos de las Universidades de Yale y Purdue y del MIT, se ha dedicado a analizar cuáles son estos efectos y cuáles son los canales que más damnifican, encontrando que plataformas de contenidos en streaming como Netflix o HBO; las de videoconferencias tipo Zoom o los propios buscadores, generan huella de carbono digital y contribuyen al cambio climático y ¿Lo más contaminante? Los vídeos en directo.

La huella de carbono digital

En realidad, internet ya se usaba mucho antes de que nos topáramos con el coronavirus, sin embargo, aunque aún parezca una cuestión casi invisible, la huella de carbono digital crece cada vez que hacemos una videollamada, vemos una serie o descargamos cualquier documento, y aunque por usuario pueda parecer insignificante, si se acumulan los millones de cibernautas que hay en el mundo el panorama cambia.

Según el artículo, cada correo almacenado en nuestro ordenador supone unos 10 gramos de dióxido de carbono al año, cada búsqueda de Google 0’2 gramos y 10 minutos de visualización de un vídeo en Youtube llegan a alcanzar un gramo.

Es más, Netflix, la compañía más grande de streaming,  reconoce que ver una hora de sus contenidos en España supone una emisión de 55 gramos de CO2. Lo compara con hacer cuatro bolsas de palomitas en un microondas. Pero, sin duda, entre los más notables se encuentran los efectos de las videollamadas que podría costar las siembra de 115.229 kilómetros cuadrados de árboles para captar todo ese exceso de dióxido de carbono que estas producen.

Racionalizar el consumo digital

Los datos avalan que cada vez estamos más enganchados a las pantallas ya sea para el trabajo o el ocio, y de nuevo no somos conscientes de que también contaminamos, al igual que cuando conducimos un coche o generamos basura y aunque la misma vida moderna acelerada y hambrienta de tecnología no nos permita evadir estos consumos, podemos modificar ciertos hábitos, que nos servirán incluso después de la pandemia de COVID-19.

Uno de los consejos a los que llegaron los autores de este estudio es prescindir el uso de la cámara en las videollamadassi un millón de usuarios de videoconferencias apagaran sus cámaras, las emisiones mensuales de dióxido de carbono se reducirían en 9.023 toneladas O el de siempre, que es apagar los aparatos cuando no se estén utilizando.

Entre los consejos recomiendan bajar la calidad de la imagen de HD a SD en las plataformas de streaming, si 70 millones de personas lo hicieran, la reducción mensual sería de 2’5 millones de toneladas de CO2.

Y finalmente, revisar el correo más a menudo, para conservar solo los mensajes indispensables y no permanecer en listas de correo que ni recordábamos tener.

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