‘The Matrix Resurrections’, entre la esperanza y la desesperanza

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Foto: LAUD

El conflicto entre la pastilla azul y roja regresó. La cinta de Lana Wachowski insiste con Neo y Trinity y no nos dejamos de preguntar ¿si vale la pena seguir con la misma historia?

La primera entrega fue en 1999 ‘The Matrix’, fue una revolución cinematográfica, una pieza fundamental de la ciencia ficción que es casi perfecta, asusta su lectura a la realidad que vivimos. Y debería empezar de nuevo y calificar de perfecto ese largometraje por la acción, los efectos, la banda sonora y sobre todo por el guion que es absolutamente una maravilla, en lo personal mi única queja y que es entendible para el momento, es la importancia que le dieron a los teléfonos y a los cables que al final de los 90 eran esenciales para conectarnos en la red y que ahora son elementos arcaicos, de resto todo es fantástico.

Quisiéramos dejar el pasado atrás y ahondar en la nueva propuesta ‘The Matrix Resurrections’ 20 años después, sin embargo, no lo podemos hacer porque esta entrega no lo hace, este es un homenaje a lo que fue esa primera experiencia.

Lamentablemente esta no es una pieza fundamental en la historia del cine. Después de salir del cinema, aún no sé ante que estamos ¿Una película romántica? ¿una obra que es una transición? Perdón, por la simpleza. Opino que es una cinta rara, extraña, no la odio, pero tampoco creo que sea esencial y revolucionaria. Eso no quiere decir que perdí el tiempo, a ratos la disfruté, en instantes me perdí, me aburrí, sonreí y me emocioné.

Sé que lo que sienta no es trascendental, pero si quisiera compartir esa lluvia de sensaciones que despierta la película. Vale la pena resaltar el humor, la parodia en la que de frente cuestionan la presión por seguir con el buen negocio y esa mesa creativa en la que nos dicen los elementos que debe tener The Matrix para ser atractiva.

Keanu Reeves (Neo)a los 57 se ve mejor que a los 37 años, es imposible no maravillarse con todo lo que representa él como personaje. Los nuevos miembros en la historia y la tolerancia explicita también son para resaltar.

Aunque, siempre es un placer escuchar a Jefferson Airplane con ‘White Rabbit’, la banda sonora es opaca, como también lo son las escenas de acción, no porque sean malas, sino porque dan la sensación que son escasas. 

En Matrix uno quiere más acción y menos diálogos. Finalmente, no sé si vale la pena quedarse a ver la escena poscréditos.      

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