La columna prohibida

08/08/2011 - 16:08

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La Constitución de 1991 salvaguardó al ciudadano, al libre pensador y, más allá del respeto, la protección a todos los colombianos a la igualdad y al derecho de ser diferentes. Nos reconocimos como un país pluricultural, multiétnico, con libertad de culto. Un país que respeta y protege la diferencia.

Cualquier ciudadano se debe sentir libre de cuestionar y actuar como mejor le parezca sin irrespetar a los demás. Puedo creer en Dios y usted no, somos igual de ciudadanos, con los mismos derechos, nuestro voto vale igual. Con esos principios constitucionales somos seres valiosos para el país, aportamos como individuos hasta el punto de comprender que la dosis personal es una opción para las personas que consumen droga, se les respeta o mejor se les respetaba, la dosis tenía límites: 20 gramos de marihuana, la de marihuana hachís hasta 5 gramos, cocaína hasta 1 gramo. No era legal comercializarla pero inteligentemente no se penalizaba como si fuera un delincuente a la persona que fumara un cigarrillo de marihuana.

Lamentablemente nuestros gobernantes algunos escogidos de forma democrática y otros, como la alcaldesa de Bogotá elegida por el Presidente después de la sanción del alcalde Samuel Moreno, no creen en la capacidad del ciudadano y consideran que lo mejor para todos es la prohibición.

El ex presidente Álvaro Uribe Vélez, fue uno de los que más trabajó para penalizar la dosis personal.

El partido Conservador muy coherente con sus principios arcaicos, pretende prohibir el aborto sin importar los tres casos que la Corte aprueba: malformaciones en el feto, violación o alto riesgo contra la vida de la madre. Entiendo el respeto a la vida y me parece bien debatir el tema pero a este paso podrán prohibir la masturbación masculina, solo se podrá hacer en caso de que el individuo no eyacule, en caso de hacerlo solo se permitirá si es donante de esperma. 

El matrimonio igualitario esta en un limbo, se habla de contrato y se prohíbe la adopción a parejas del mismo sexo. No sé cómo lo pueden prohibir si en ningún caso se le puede preguntar a alguien su orientación sexual.

Entiendo los esfuerzos de las autoridades  para que los colombianos fumen menos, es por salud pública pero prohibirle a los tenderos y establecimientos comerciales vender cigarrillos por unidad es un enigma que no he podido descifrar.

Antanas Mockus en su sabiduría aportó cultura ciudadana, civismo y prohibió la rumba después de la una de la mañana. Supongo que los resultados fueron buenos y menciono el supongo porque ahora es hasta las tres de la mañana. Los menores de edad tenían permiso de estar fuera de la casa hasta las doce de la noche.

La última prohibición la cual fue la gota de cerveza que no me pude tomar después de las once de la noche mientras practicaba el bello deporte de billar francés, fue una sacudida que tenía que escribir y plasmar.

Entiendo perfectamente que el bien común prima sobre el bien individual pero cada vez somos menos individuales y tenemos menos opciones ¿por qué razón tengo que ir a un bar a tomar una cerveza que me vendía mas barata don Julio en un agradable ambiente familiar? Prefiero la cerveza en la tienda, me gusta más un billar que un bar ¿por qué no puedo elegir a donde puedo ir?

Los ejemplos de prohibiciones son muchos y ridículos, en un pueblo intentaron prohibir los chismes, en una ciudad los besos y las muestras excesivas de cariño en los parques.

En cualquier momento van a prohibir la pobreza, la tristeza, el mal gusto, la ropa de color rojo, las medias tobilleras en los hombres, el despecho, Pirry, Séptimo Día, los partidos de la Equidad, las novelas, el twitter de Uribe, la injusticia, el chontaduro, el cosquilleo, Transmilenio, Ricardo Arjona, Maná, las tarjetas de crédito, decir expresiones como: - Voy hacer pipí.

Lo único que no van a prohibir será pensar y actuar, no por la rebeldía o la autodeterminación. Lo contario, nos estamos acostumbrando a que nos digan qué hacer, qué pensar y si se hace un juicioso estudio sobre lo que piensan los colombianos, la mayoría apoyaría las prohibiciones.

Escuché una campaña en el estadio de poner de nuevo las vallas se seguridad porque los colombianos no entendemos, somos violentos, no nos podemos arriesgar. Cada día somos más indignos para nuestros gobernantes que en su infinita superioridad nos dicen qué podemos y debemos hacer.

Finalmente prohíbo dejar comentarios de esta columna y volver a leerla.

 

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