Crónica de un vicepresidente

10/31/2011 - 11:02

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No sabía en mi vida lo que significaba ser un vicepresidente y ahora lo sé,  es una mierda. Sin ofender señor Angelino, yo tenía mis funciones claras. Tuve la mala suerte de ser elegido como jurado de votación. La Registraduría me hizo una oferta que no pude rechazar.

Después de llamar a la Registraduría y exponer mi situación como trabajador de medio de comunicación y con el clásico –usted no sabe quién soy yo– me contestaron, sí es el vicepresidente de la mesa 183 del pabellón de Corferias. La única forma de salvarme era la muerte, el emo dentro de mí no se atrevió a salir debido a mí sobrepeso, cabello crespo, edad y  responsabilidades. Así que de mala gana, fui a la capacitación.

De forma sobrada me senté al final de un pseudo salón mal adecuado en el parqueadero de Corferias. De nuevo el aula y yo iniciamos la guerra, algún día con orgullo diré que gané una batalla, la guerra la perdí hace mucho, en eso me parezco a Peñalosa, será lo único que me agrada de él, su condición de perdedor. Aunque en la práctica el trabajo de jurado no es simple, el lenguaje técnico sobre el formato E 14, las bolsas incontables dentro, dentro de  bolsas, que únicamente se entregan al patinador, más la información direccionada en tres sentidos me pusieron nervioso, para matar los nervios nada mejor que hacer un simulacro y después de eso sí que me puse mal.

Llegó el 30 de octubre, hermoso día para madrugar y caminar de la Av. Quito hasta Corferias, por disposiciones absurdas de la policía, más de treinta minutos para entrar a la escena del crimen. Mis compañeros de la mesa 183 con actitud aventajada me informaron de mi turno en la tarde, advirtiéndome de no llegar tarde. Parece que la figura de vicepresidente les dice lo mismo que locutor, operador, estudiante y demás.

En las horas de la tarde después de ser el primero en llegar, no recuerdo un domingo más lento que el de esta semana. Los minutos parecían horas y mi capacidad de charla se extinguió por cuatro horas, entendí la medida del tiempo de la película Inception, y a pocos segundos del final de la jornada electoral. Mi capacidad destructora fue usada para destruir el material no utilizado, el 90 % de los tarjetones.

Inició el fatídico momento del conteo de votos, el resto del jurado de votación eran personas emprendedoras y con una voz de mando bien formada. Siempre es incómodo que alguien cercano le diga lo que tiene que hacer, pero un extraño es fastidioso y  grotesco. Aunque mi posición de rebelde pudo salir, reflexioné sobre mi posición. Si quería salir de ahí pronto, tenía que colaborar y lo hice activamente sin desbordarme porque cuando lo hice note incomodidad en algunos de mis compañeros que se sintieron vulnerados al no ejercer su posición de líderes.

Aunque debería hablar del futuro de Bogotá, con el nombramiento de Petro como líder en los próximos cuatro años no puedo decir mucho por el momento. No lo quiero juzgar por sus promesas ambiciosas, por no decir descabelladas. Mencionaré que el discurso parecía de presidente y no de alcalde y lo de la política del amor es de lo más cursi que he escuchado en las campañas para alcalde, tendremos tiempo para descifrar si hablaremos de Lucho ruta dos o de Petro con personalidad, que le llegó la hora de demostrar lo bueno que fue en el Senado de la República.   

Finalmente no puedo dejar de celebrar la pérdida de tan malos candidatos como Enrique  Peñalosa y Gustavo Alonso Páez. Sin dejar de lado a la derecha, también se encuentra la  egocéntrica Gina Parody digna tercera, que con su soberbia reconoció su derrota tan tarde que coincidió con el discurso pseudo presidencial de Petro. 

Hace muchos años en un programa Argentino llamado CQC (caiga quien caiga) del cual tomaré, la frase usada en sus análisis después de las elecciones: No podemos asegurar los ganadores pero si hay un claro perdedor… Usted. 

 

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Muy buenos comentarios Comentario de 'Anónimo'

 Solo puedo dimensionar el aburrimiento extremo de lo que significa ser jurado y más vicepresidente con esta magna frase "Mi capacidad de charla se extinguió por cuatro horas"... Ya con eso ruego a la registraduría nacional que nunca me llamen a ser parte del jurado de elecciones. Y los últimos párrafos están críticamente muy buenos y no puedo dar palo porque ya lo escuche. Vallejo gobernador, con todo respeto!