Paseo en Trolley

07/18/2011 - 15:30

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Todos los días, sin excepción,  igual  que millones de personas utilizo el transporte público, la diferencia es que lo disfruto. Me gusta  la cotidianidad de esperar el colectivo rojo  a la hora habitual, el que tiene sillas disponibles, elijo  el puesto por la sombra y prefiero  sentarme pegado a la ventana, la cual abro para disfrutar del aire que refresca el resto de pasajeros,  miro por la ventana, mientras escucho la Luciérnaga, me río cada vez que participa Pedro González y escucho atentamente los comentarios de Pascual y Gardeazábal, de esa forma siento que no pierdo el tiempo en el bus.

A finales del siglo XIX inició la historia del transporte público en Bogotá, que va desde el tranvía de mulas hasta la promesa del metro en la Capital. Un momento crucial fue el Bogotazo en 1948, hasta ese momento el transporte de la ciudad era un ejemplo de desarrollo mundial, con servicio las 24 horas del día.  El Municipio en aquel entonces era el encargado de la administración desde 27 de agosto de 1910 y en ese transcurso de tiempo fue brillante su desarrollo y el sentido de pertenencia de los bogotanos por aquellos años.

Dolorosamente el 9 de abril se cubrió de sangre nuestro país. Fue el fin del tranvía en Bogotá y la privatización del transporte volvió a la ciudad. Los buses se apoderaron de la ciudad y comenzó el desorden, la contaminación y el negocio de muy pocos secundados por políticos corruptos.

Mi memoria es relativamente reciente, tuve la fortuna de usar el Trolley, un bus grande, cómodo, silencioso, ecológico y eléctrico. La ruta pasaba por el barrio Santa Fe, Teusaquillo, Sears, hoy Galerías, y por supuesto por el barrio 12 de Octubre. Lamentablemente esa época terminó y los buses dejaron de ser bonitos, en el decenio de los 80 eran de color amarrillo (dietético) y verde. Luego aparecen las busetas. La diversidad de colores creció. Aparecieron los colectivos, ejecutivo y finalmente los intermedios. En la administración de Andrés Pastrana se iniciaron las obras para cambiar la Avenida Caracas, el adefesio fue la troncal, ahora cambió y es Transmilenio.

Entiendo perfectamente a la gran mayoría que no disfruta del trayecto en el bus, les confieso: hago trampa. Camino a la universidad, cuando la mayoría va a casa yo voy al trabajo y por esa razón el colectivo tiene puestos vacíos, aunque es casi imposible bajarse. A continuación  escribiré algunas recomendaciones para sobrevivir de mejor manera  lo aburrido que es estar cerca de 2 horas en promedio para cualquier ciudadano  en un bus:

  1. Radio. Herramienta clave para el entretenimiento y la información, rara vez el gusto del pasajero es el mismo que el del conductor y cuando coinciden el sonido es muy bajo. Puede ser suplido por un libro que es mejor compañía que el radio pero no lo recomiendo porque lamentablemente me es imposible disfrutar de una lectura en cualquier carro.
  2. Inseguridad. No es un problema de percepción, el robo en los buses es muy alto tenemos que estar atentos, afortunadamente la mayoría de los robos en los buses es realizado por cosquilleros, personajes que se aprovechan de la situación y que en su mayoría no son violentos, así que lo mejor es ser prevenido. Los estudiantes o cualquier persona que lleve maleta es mejor que la lleve de frente y no en la espalda, las mujeres tienen que revisar constantemente el bolso, que siempre este bien cerrado y cargue el celular en una chaqueta, que sea de difícil acceso para el ladrón. En caso que el bus este desocupado, este muy atento al momento de bajarse,  es el momento que aprovechan para acercarse, simulando que se van a bajar y solo estorban para que otro cómplice aproveche la distracción.
  3. Limosna. Trate en lo posible de no dar limosna, sé que la situación del país es muy compleja, pero como experimentado pasajero y ex mensajero, estoy seguro que  la mayoría y no menciono todos porque no se debe generalizar, se aprovechan de su fe, inocencia para quitarles su dinero. Recuerde que cada vez que usted da dinero estimula esta actividad y no ayuda a la solución.

Para que no crean que es una columna de autosuperación o soy la voz de la conciencia que tengo experiencia y les indico lo que deben hacer, quiero terminar con una airada protesta en contra de todos los que montamos en bus. Pasajeros, conductores y ayudantes. Es el colmo que no digamos nada cada vez que irrespetan a una mujer, es una grosería en muchas ocasiones el comportamiento de hombres cobardes que se excitan acariciando de forma vil a una mujer.

Finalmente, el saludo sí es un acto de educación, es muy aburrido que la gran mayoría de los que saludan en el bus, piden dinero y ofenden a los que no corresponden con el saludo. Y no puedo dejar de mencionar aquellos personajes que tenemos que agradecerles porque no nos están robando y si le va mal termina ofendiendo a todos los pasajeros por tacaños.

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