Mercedes Sosa “La Voz de América”

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Foto: ALTAR MUJERES SXXI

La cantante de música folclórica argentina fue reconocida en América Latina y Europa.

La artista asumió el compromiso de los más vulnerables e indefensos y logró convertirse en el grito colectivo de libertad, justicia, verdad y dignidad.

Haydée Mercedes Sosa, su verdadero nombre, nació en Tucumán, en el noroeste de Argentina, el 9 de julio de 1935, en el seno de una familia humilde de padre obrero en una fábrica de azúcar y madre lavandera.

La carrera de Mercedes Sosa comenzó a los 15 años, cuando fue empujada por un grupo de amigas a participar en un concurso de canciones en la radio local. Lo hizo tras el seudónimo de Gladys Osorio, por miedo a su padre. Fue la ganadora del concurso, cuyo premio era un contrato por dos meses de actuación en la emisora.

Grabó su primer álbum de larga duración en 1962 y comenzó a hacerse popular en toda América del Sur gracias a su voz expresiva y a la letra de las canciones que interpretaba sobre los problemas cotidianos y la reivindicación de derechos de los más desfavorecidos.

Mercedes Sosa acabó definiéndose a sí misma como “cantora antes que cantante, porque cantante es el que puede cantar y cantor el que debe hacerlo”. Descendiente de emigrantes y de indígenas, esa mezcla hizo que se la conociera como ‘La Negra’, por su pelo negro y sus marcados rasgos, pero también como ‘La voz de América Latina’ y ‘La voz de los sin voz’ por su estilo y sus letras reivindicativas y de denuncia.

Sosa fue una de las pioneras del movimiento Nueva Canción, un estilo de música con conciencia social basado en elementos populares que florecieron por primera vez en la década de los años 60. Ella disfrutó de su mayor éxito comercial e influencia política al interpretar durante toda su carrera canciones de ese género como ‘Al Jardín de la República’, ‘Canción con todos’, ‘Alfonsina y el mar’, ‘Gracias a la vida’, ‘Como la cigarra’, ‘Zamba para no morir’, ‘Solo le pido a Dios’, ‘La maza’, ‘Todo cambia’, ‘Duerme negrito’ o ‘Calle angosta’, entre muchas otras.

En 1976 después de que los militares tomaran el poder en Argentina instauraran la dictadura, le prohibieron cantar y hasta fue detenida sin cargos con una gran presión internacional para que quedara en libertad. Ante esta situación, en 1979 decidió exiliarse, primero en España y luego en Francia.

Luego regresó a Argentina en febrero de 1983, cuando la dictadura agonizaba y después de la guerra de las Malvinas. Realizó 13 recitales históricos en un repleto Teatro Ópera de Buenos Aires, que se convirtieron en un acto cultural a favor del cambio político, a la vez que significó un hecho renovador de la música popular argentina al incluir temas y músicos provenientes de diferentes corrientes musicales como el tango y el rock.

A lo largo de su vida publicó más de 70 trabajos entre álbumes de estudio, grabaciones en directo y recopilatorios, y realizó colaboraciones musicales con casi un centenar de artistas, abarcando, además del folclore, otros géneros como el tango, el pop y el rock.

Sosa logró innumerables reconocimientos y premios no solo por su arte, sino también por su compromiso con los derechos humanos: entre ellos, el Grammy Latino a la mejor grabación folclórica en los años 2000, 2003 y 2006, Además de ser Embajadora de Buena Voluntad de la Unesco para Hispanoamérica y el Caribe.

La artista falleció el 4 de octubre. Sus restos mortales fueron velados en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio del Congreso argentino y su familia publicó una carta tras su fallecimiento dirigida “a todos”, en la que la propia artista invitaba a celebrar la vida y a cantar en su despedida.

Con información de: elpais.com.

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